Miras el reloj y contemplas pasar el tiempo, observas como a tu alrededor el paisaje cambia, la gente evoluciona y crece. Las hojas de los árboles caen y vuelven a caer, las estaciones pasan y los meses también, y con ellos, los años…
Llega un momento en el que te das cuenta que el tiempo ha pasado frente a tus ojos sin apenas darte cuenta, que las hojas de los árboles han caído ya demasiadas veces. Sientes que en todo este tiempo no has vivido, no has disfrutado de tu juventud… Puede que sea verdad, quizás no, todo depende del estilo de vida de cada persona, de cada alma.
Ves que va llegando el tiempo de pensar en un futuro estable, en hacer una vida junto a una persona, en pensar en tener una casa, una familia… Pero crees que aún eres demasiado joven para eso, que aún te queda mucho por vivir… Y quizás sea cierto, pero cada persona somos diferentes, a unos nos gustaría poder viajar por el mundo, conocer nuevos rincones; otros en cambio piensan ya en crear su familia, otros en salir a pasarlo bien, a ligar y beber como antaño. Pero por mucho que hagamos, por mucho que lo intentemos el tiempo sigue corriendo y nuestras vidas pasan rápidas.
Por ello hemos de aprender a vivir con el día a día, a disfrutar de los pequeños momentos que el destino nos ofrece, a seguir aprendiendo, creciendo y evolucionando, como seres de un mismo planeta, de una misma Madre. Pues a todos nos llegará ese momento en el que nuestras vidas se decidan y con el paso de los tiempos veremos como todo sigue cambiando y evolucionando, y nosotros también, hasta que
Os estaré esperando...




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