Cada segundo, cada minuto y cada día que pasa todo se vuelve más complicado, más frustrante y sobretodo más insoportable. Esa sensación de vacío, de impotencia y rabia crece día a día en mi interior. Las lágrimas recorren mi rostro cada noche y mi sonrisa poco a poco va desapareciendo de mi rostro. Son pocas ya las ganas de seguir soñando, de seguir deseando y esperando, el camino cada vez se hace más cuesta arriba y tus metas más lejanas parecen con cada nuevo amanecer.
¿Es acaso tan complicado lo que pido? ¿Es acaso un deseo tan egoísta que por ello no puede ser realizado? ¿Acaso no me merezco algo bueno con lo que poder ayudar a otros y a mí misma?
Si miro hacia adelante no veo más que sombras y oscuridad, apenas hay luz que ilumine mis sueños o mis anhelos. Los años pasan y día a día aquello que añoro está más lejano, poco a poco mis fuerzas y energías de continuar hacia adelante se van perdiendo en un pozo de desesperanza y frustración.
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