Una mera palabra, una única y simple palabra, provoca que tu alma se hunda en la más terrible soledad, una palabra tan sencilla, tan común pero tan hiriente para ti… Sabías que en algún momento llegaría, pero deseabas ser tu quien apareciera en ella, que se refiriera a ti, pero en el fondo de tu corazón sabías que ese lugar hace tiempo que lo habías perdido. Perdiste ya tantas oportunidades, dejaste que el miedo invadiera tu conciencia, que guiara tus pasos y tus palabras, escondiste tu corazón tras una firme coraza de acero y dejaste pasar el tiempo, pensando que las heridas curarían y el tiempo haría olvidar, pero no han sido buenos contigo, y todo ha vuelto a salir, como un viejo barco hundido y olvidado en el fondo del océano que resurge de nuevo. Lo esperabas, lo sabías pero no lo deseabas, te dolió pero a la vez te curó pues ahora ya conoces que no hay más oportunidades, que hace tiempo que el último barco zarpó y que ya no existe ningún otro. Miras hacia atrás y no puedes evitar pensar en qué hubiera pasado si tus palabras hubieran sido otras, si hubieras sido valiente por una sola vez quizás las cosas ahora serían diferentes… Pero ya no existe la vuelta atrás, ahora has de continuar por la oscura senda que te ha sido marcada, aunque… Realmente nunca has seguido el camino dictado, entonces… ¿Por qué hacerlo ahora? Continúa caminando hacia donde te lleven los pies, continúa luchando para que tu corazón y tu razón se den una tregua y se pongan de acuerdo…

¿Seguimos?



