
Hace tiempo ya que olvidé como era un rostro amado, un rostro con una sonrisa, sin lágrimas ni dolor. Cada noche una pequeña parte de mi ser se rompe en pedacitos, cada noche las pirañas de la soledad devoran con ansia este alma condenada; y las lágrimas asoma por mis mejillas, residuos de sentimientos encerrados. Sentimientos y pensamientos que contaminan mi ser, mi alma, impregnándola de soledad y amargura…
Cada noche vuelo a esos mundos en donde no existen barreras, en donde puedes creer que todo lo que deseas esta junto a ti, pero cada nuevo amanecer vuelvo a la cruda realidad, que golpea con fuerza, arrojando un jarro de agua fría a un corazón que empezaba de nuevo a latir.
Noche tras noche mi mente divaga por los rincones de un mundo inexplorado, un mundo en donde el dolor no es real y las esperanzas cobran vida; pero como cada amanecer la verdad asoma tras el firmamento.
Deseos oscuros que se aprisionan en una jaula de cristal, deseos y pensamientos deseosos de salir pero condenados por una realidad y un mundo demasiado lógico, demasiado “perfecto”.
Cuyas palomas sus alas han sido cortadas, mis sueños son borrados de una mente virulenta, una mente poseída por deseos oscuros y realidades malignas, una mente hundida entre las sombras de una vida que jamás será contada…



